La PACIENCIA es virtud vencedora. La IMPACIENCIA es vicio del demonio.
Lo MUCHO se vuelve POCO con desear un poco más.
Creyendo lo PEOR, casi siempre se ACIERTA.
Donde hay poca JUSTICIA es un peligro tener RAZÓN.
Frases de Quevedo contra Góngora
De todos es conocida la rivalidad de Francisco de Quevedo con el también escritor español Luís de Góngora. Dos hombres de caracteres muy diferentes: Quevedo lenguaraz y divertido, Góngora más serio y pragmático... tal vez fuese esa diferencia tan marcada en sus formas de ser la que les separase tanto.
Os dejamos con algunas frases que Quevedo le dedicó a Góngora:
Esta cima del vicio y del insulto;
éste, en quien hoy los pedos son sirenas,
éste es el culo, en Góngora y en culto,
que un bujarrón le conociera apenas.
Yo te untaré mis obras con tocino
porque no me las muerdas, Gongorilla,
perro de los ingenios de Castilla,
docto en pullas, cual mozo de camino.
Tu nariz se ha juntado con el os
y ya tu lengua pañizuelo es;
sonaba a lira, suena a moco y tos.
Peor es tu cabeza que mis pies.
Yo, polo, no lo niego, por los dos;
tú, puto, no lo niegues, por los tres.
Son tan sucias de mirar
las coplas que dais por ricas,
que las dan en las boticas
para hacer vomitar.
Un nombre os ando a buscar
que os venga derechamente,
y hallo que os llama un valiente,
que de Córdoba os conoce,
poeta de entre once y doce,
que es cuando vacia la gente.
Que alabe será muy justo
vuestras coplas mi voz sola,
pues por ser todas de cola,
se pegan a cualquier gusto.
Desde el scita al negro adusto,
y desde el Tajo dorado
al Nilo tan celebrado,
no hay ingenio tan machucho
ni crecido; mas ¿qué mucho,
si crece de estercolado?
Sin duda, una de las anécdotas más destacadas de la alegre vida de don Francisco de Quevedo fue la apuesta que hizo con Luís Góngora, Quevedo apostó que llamaría "coja" a su majestad la reina Isabel (esposa de Felipe IV) delante de todo el mundo (remarcando su cojera).
La oportunidad le llego en forma de invitación a Palacio para una recepción real, Quevedo se presento en palacio con dos flores, una en cada mano, y cuando llegó a la altura de la reina para saludarla, ofreciéndole las flores, le dijo: "Entre el clavel y la rosa, su Majestad escoja".
Genio y figura hasta la sepultura el gran don Francisco de Quevedo y Villegas.